" Es curioso cómo es posible que se pueda echar de menos una voz que nunca susurró mi nombre en mi oído; una voz que nunca pronunció un ‘te quiero’ dirigido a mí; una voz que nunca suspiró contra mi cuello. Mi cabeza se pregunta cómo es posible añorar una mirada que nunca me delató sus sentimientos; una mirada en la que nunca me perdí. Es curioso cómo es posible que me hagan falta unas manos que nunca me acariciaron, que nunca rozaron mis caderas o rodearon mi cintura; unas manos que nunca pude agarrar y caminar cogidas de ellas por la calle. No sé ni siquiera cómo es posible sentir el calor de una piel que nunca rozó la mía; una piel que nunca hizo que se me pusieran las carnes de gallina. Lo que más me mata es que eche de menos el roce de sus labios contra la comisura de mis labios; o que su boca se funda con la mía cuando lo más que han hecho ha sido rozar mi mejilla."
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