A
veces vivimos de manera tan distraída, por decirlo de alguna manera, que es
como si ese día no nos pareciese importante. Sin embargo, un día puede hacer
que todo cambie, que ése sea el nuevo día. Hoy, por ejemplo, siento que es un
día importante.
Estar mal, en cierto modo, me hace ver mejor la
realidad, hace que pueda enfocarla, que pueda darme cuenta de las cosas
ridículas de la vida.
Creemos que conocemos a las personas que nos rodean, pero no es así. No
sabemos nada de sus pensamientos, de su serenidad, de su dolor. Y demasiado a
menudo nos equivocamos, siempre lo relacionamos con nosotros mismos, con
nuestro criterio, con nuestras costumbres, con nuestra manera de ver el mundo.
Nuestra vida está hecha de un sutil, continuo equilibrio y cada vez que por fin crees haberlo encontrado ocurre algo y vuelves a quedar descompensado, caes hacia adelante o hacia atrás e intentas recuperar como sea ese equilibrio.
Nuestra vida está hecha de un sutil, continuo equilibrio y cada vez que por fin crees haberlo encontrado ocurre algo y vuelves a quedar descompensado, caes hacia adelante o hacia atrás e intentas recuperar como sea ese equilibrio.
Un beso es un paspartú, un beso es una antigua réflex, un beso es como un
molde de arcilla, un beso detiene la imagen en el tiempo, la foto, el detalle,
el sabor, el carácter de la persona que te ha besado. Y siempre te quedará de
ella ese momento único, especial, irrepetible, ese instante de felicidad.
¿Por qué siempre tenemos que estar pendientes
del futuro? ¿Por qué no somos capaces de vivir el presente? Mi padre siempre me
decía: «Todo el mundo
empieza las cosas en lunes, todo el mundo espera que un día suceda algo, todo
el mundo a menudo dice: a partir de mañana... ¡Y, mientras tanto, pierde el
hoy!»
Ese instante de felicidad..., cuando ha
estado lloviendo hasta hace un momento, tienes que salir y decides no coger el
paraguas. Y en cuanto
estás fuera aparece el arco iris y justo después el sol. Y de golpe comprendes
lo que es la confianza.
Ese instante de
felicidad..., cuando te queda poca batería en el móvil pero él te llama y tú
esperas que la carga aguante ese poco que basta para que ella pueda decirte «Te
quiero». Y sucede, y te dice «Te quiero», y después de sólo un instante el
móvil se muere, y tal vez te habría gustado decir tú también alguna palabra de
amor, pero en cambio te quedas allí, con tu sonrisa bobalicona...
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