Seguidores

sábado, 7 de abril de 2012

dont worry;be happy

Muchas veces he llegado a preguntarme la cantidad de veces que hemos deseado borrar un día, un suceso, un momento, un año o incluso llegar a borrarlo todo y vaciar nuestros recuerdos. Cuántas veces habremos deseado volver  a ser pequeños y no tener más preocupaciones que no tener suficientes chucherías o porque se nos ha roto un juguete, revivir nuestra vida de nuevo para poder recuperar lo que se fue o aprovechar esas oportunidades que dejamos escapar, o dejar que el tiempo ponga las cosas en su lugar, aunque hay algunos que no esperan nada del tiempo. Da lo mismo que puedan arreglar las cosas, muchas veces optan por el camino fácil y renuncian a que el tiempo siga su curso y se marchan para siempre.
No voy a negar que muchas veces no he pensado lo mismo, que me gustaría poder olvidar todo y empezar una vida nueva para poder reparar los errores que cometí en un pasado, pero luego me pongo a pensar en cuántas cosas nos perderíamos, acabaríamos echándolas en falta tarde o temprano. Perderíamos el recuerdo y la sensación del primer beso que dimos, la nostalgia por amores pasados, la inocencia con la que nos entregábamos la primera vez a lo desconocido. Todos los amigos que iban a ser eternos quedarían atrás, lo mismo que todos los momentos vividos con ellos. Aquellas cartas que nos hicieron llorar,  aquellos abrazos que nos reconfortaban, incluso aquellos días en los que pensábamos que se nos iba a caer el mundo. La verdad, perderíamos todo lo que nos ha hecho crecer y madurar como persona, todos los sentimientos vividos y cosas que probablemente nunca  podrían volver a ser como antes
Así que resumiendo, yo pienso que si la vida dura tres días y uno estamos mal, no por eso deberíamos coger el camino fácil y dejar que los problemas te ganen. Deja que pasen y aprende de ellos, que te servirán para los otros dos días. Que por el simple hecho de haber pasado un mal día, lo que cuentan son los otros dos. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario