¿Nunca has sentido
esa impotencia de no poder abrazar a alguien? Sí, eso es, echar de menos sus
abrazos. Es una sensación de protección, sientes que si el está ahí, a tu lado,
nada malo te va a pasar, es algo como si fuera tú y tu mundo, solo eso, donde
mandas tú y nada lo puede cambiar. Que alguien te abrace y poder sentirlo
fuerte es una de las sensaciones más bonitas que existen. Poder sentir fuerte
ese abrazo, tan fuerte como si te traspasaran energía, felicidad. Pero esa
sensación también lleva al imaginar que un día eso se va, y que si se va se
lleva tu alegría y tu felicidad, y te quedas tú sola en silencio y en la
oscuridad. Te sientes impotente, inevitablemente impotente. Imaginaos que esa
sensación es como un móvil; tú lo pones a cargar y se carga, pero conforme pasa
el tiempo y lo vas usando, la batería se irá descargando hasta el punto en el
que el móvil se apague. La única diferencia es que en la vida no existe el
cargador. Cuando esto ocurre solo te queda llorar, llorar en silencio pensando
en cómo llegó a pasar, y reconocer que todo lo bueno algún día se terminará
acabando.
¿Nunca has sentido
esa impotencia de pensar que todo lo que dices o haces está mal? Esa sensación
de que cada vez que abres la boca la cagas, que todo lo haces mal. Por mucho
que intentes hacer las cosas lo mejor posible, hacer las cosas con ilusión,
solo consigues que te echen en cara lo mal que lo haces, que no sirves para
nada. Hay gente que prefiere quejarse de los demás sin darse cuenta de que
ellos mismos también son a veces así, pero es más fácil quejarse que aceptar
eso. Hay que aprender a callar a veces, porque puede haber personas que piensen lo mismo de ti y no
dicen nada porque saben que ellos también tienen errores, nadie es perfecto.
Pero es mejor quejarse de todo. Solo se consigue crear impotencia y agobio. Al
final, de tantas veces que te digan que
haces todo mal, acabaras perdiendo la ilusión por las cosas y es cuando de
verdad empezarás a hacerlas mal. Será entonces cuando realmente se quejaran con
razón, pero en ese momento, te la sudará tanto que pasaras y seguirás siendo
como eres.
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