Cuando te diga que estoy enfadada, sígueme
hasta hacerme reír. Cuando empiece a decir gilipolleces, bésame y hazme callar como tú sabes. Cuando me veas caminando,
llega por la espalda, tápame los ojos, y susúrrame al oído que me quieres. Cuando tenga miedo, protégeme. Cuando
me apoye en tu hombro, acaríciame la cara. Cuando veas que no puedo
más, que el mundo se me cae encima, y que rompo a llorar, calla; y cuando
termine dime: “siempre quedaran nuestros
besos”. Cuando te quiera dar un beso, esquívame y después gasta mis labios.
Cuando te diga un secreto, guárdalo como si fuese un tesoro. Cuando
te diga: “ya no te quiero”, demuéstrame que estoy equivocada y que no sé vivir sin ti.
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