Al final, terminamos
viviendo de suposiciones, por miedo a las preguntas. Vivimos de la suposición de no ser
suficiente para alguien, de la
suposición de que esa persona no nos
quiera de igual modo a nosotros, de la suposición de que mientras
menos hagas notar tu presencia, mejor. Al final, terminamos viviendo de la
suposición de que vivir suponiendo es vivir.
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